domingo, 18 de agosto de 2013

El sonido fundamental



(...) las almas debilitadas son como la piedra de Magnés*, atraen hacia sí los cuerpos de vibraciones bajas, los "seres de enfermedad".  Cada órgano del cuerpo emite una sutil nota musical y el conjunto de los órganos hace del cuerpo una armonía de la que emana un sonido fundamental que dirige a todos los demás.   Si un órgano se consume o está herido, su soplo sonoro se desvirtúa inmediatamente y la melodía del cuerpo que lo contiene se hace discordante. (...) ¿cuántos seres saben que todos formamos un canto perpetuo, un canto del que debemos extirpar las notas del odio y, lo que es peor, las de la indiferencia?(...).

El otro rostro de Jesús D. MEUROIS; A. GIVAUDAN; DANIEL MEUROIS-GIVAUDAN , LUCIERNAGA, 2000



Mi querida Carmé me recomienda este libro porque "es un libro bonito, muy bien escrito, lleno de sabiduría".

(*)La piedra de Magnés:
No te pierdas las curiosa historia del "descubrimiento" de los imanes y leela a tus alumn@s. 

MAGNES, EL PASTOR GRIEGO



Plinio el Viejo fue un militar, naturista, científico y escritor romano que vivió entre el año
23 y 79 antes de C. y que escribió una enciclopedia compuesta por 37 tomos o libros. Para hacer
más atractivos los conocimientos que quería exponer en los mismos, empleaba los cuentos e
historias que escuchaba a los viajeros.
Uno de esos cuentos es el de Magnes el pastor griego:
Un frío día de invierno, como de costumbre, Magnes pastaba en el monte su rebaño cuando
escuchó el balido de una oveja que buscaba su cordero. Magnes también empezó a buscarlo: junto
al río, entre las rocas y zarzas.....pero ni rastro. Sabía, estaba seguro, que nadie se lo había llevado,
el zorro tampoco había aparecido por allí pero..... ¡ nada!.
En aquellos alrededores había una gran roca oscura y pensó que si se subía a ella podría
divisar una zona más amplia. Mientras la escalaba, se dio cuenta de que los clavos de la suela de su
calzado y la punta de su cayado se pegaban a la piedra. Para separarse de ella debía hacer bastante
esfuerzo y dificultaba su recorrido por la misma para poder llegar hasta arriba. Hasta entonces no
se había dado cuenta de aquella fuerza y al cabo de algún día llevó algunos objetos diferentes para
probar lo que ocurría al acercarlos a la gran roca oscura. Así comprobó que el hierro quedaba
pegado y que el peso de los pedazos de este material nada tenía que ver con la atracción.
Llevó al pueblo algunos trozos de piedra y se convirtieron en el juguete de mayores y
pequeños. Al principio les dieron el nombre de “piedras mágicas” pero con el tiempo pasaron a
denominarse las “piedras de Magnes” y de ahí el nombre de magnetita con el que se les conoce
desde más tarde y se ha mantenido hasta nuestros días. También se le llama piedra imán.
Hoy en día, además de la piedra, nos son muy conocidos los imanes. ¿ Quién no tiene un
juego de imanes? Todos hemos tenido uno entre las manos..... pero, ¿los conocemos de verdad?
El mejor camino para conseguirlo: seguir en el papel de investigador curioso. ¡Todavía nos
queda qué descubrir y aprender!





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